Los que murieron te saludan
Autor: Hernán Mingoya
Prólogo: Jesus Palacio
Editorial: Dilatando Mentes
Publicado en
Febrero 2017
ISBN: 978-84-945203-5-8
Páginas: 454
P.V.P: 18,95€
He terminado el
libro.
Puede parecer absurdo
que os lo escriba pues se presupone que si lo estoy reseñando es por haberlo
terminado. Quizás cuando leáis la reseña entenderéis el porqué de esta frase.
Sobre el Autor:
Hernán Migoya
(España, 1971) es escritor, guionista de cómics y cineasta. Su debut literario
llegó con el best-seller Todas Putas (Ediciones El Cobre, 2003; Rey Lear,
2012). Le siguió la novela a todo color Observamos cómo cae Octavio (Martínez
Roca, 2005). En 2010 publicó Quítame tus sucias manos de encima (Norma Editorial). En 2011, aparecería Una, grande y zombi (Ediciones B). Ya en 2016, sale al mercado
su obra realista más ambiciosa, Deshacer las Américas (Hermenaute), celebrada
por la crítica como su texto más maduro y logrado, publicada en el Perú con el
título de La flor de la limeña (Planeta).
También ha
guionizado más de una veintena de cómics y novelas gráficas, obteniendo el
Premio al Mejor Guión del Salón Internacional del Cómic de Barcelona con El
hombre con miedo (dibujo de Man) y siendo finalista de la Mejor Obra del Salón
Internacional del Tebeo Expocómic Madrid con Plagio (2012, dibujo de Joan
Marín), crónica real del secuestro de tres días que sufrió su esposa en Lima.
Su proyecto más ambicioso en este medio ha sido la resurrección de la mítica
serie Hazañas Bélicas, rebautizándola Nuevas Hazañas Bélicas y reuniendo más de
una veintena de los mejores dibujantes de cómic españoles en historietas
autoconclusivas ambientadas en la Guerra Civil Española: Kim, Juanjo Sáez,
Keko, Ventura, Pere Joan, Bartolomé Seguí, Miguel Ángel Martín, Cels Piñol,
Calpurnio, Juaco Vizuete y un largo etcétera, con todas las portadas dibujadas
por Daniel Acuña.
Como cineasta
ha dirigido la comedia ¡Soy un pelele! (2006) y escrito la taquillera película
de terror Shiver (2008), entre otros trabajos.
En Planeta Perú
ha publicado el ensayo erótico 50 peruanas de bandera (2014, Planeta) y la obra
ganadora del primer Premio Luces al Mejor Cómic Peruano, Señorita Laura (2015),
en colaboración con Marco Sifuentes y Ricardo Montes.
Desde 2014 reside
en Lima.
La
novela:
La novela comienza con su
protagonista, Jonas Byrne despertándose en el avión de camino a Lima. Jonas es
el “escritor negro” de un autor de best-seller
que ha perdido su inspiración. Le seguimos en sus trayectos para, al fin,
llegar en un autobús desvencijado y repleto de gente a las rocosas montañas de
Piura, en el corazón de los Andes Peruanos. Su misión consiste en documentarse
para la próxima novela que por encargo deberá escribir. Allí se encuentra la Casa
Roja de Sóndor, un lugar que todos temen visitar. Varias leyendas cuentan que
la casa está habitada por fantasmas.
Jonas es un escéptico y se
halla afrontando la encomienda como parte de su trabajo pero pronto comienzan a sucederle cosas que no comprende.
Todo indica que no se trata únicamente de una casa encantada y Jonas se ve
metido en un mundo paranormal en el que entidades fantasmales le muestran que
aquello que hay va más allá de una pequeña historia de alrededor de una casa.
Ni tan solo alrededor de un pueblo. Lo que sucede tiene una envergadura que se
remonta a la época preinca.
A partir de ahí la novela
da un nuevo giro en el estilo (de los varios que hay) haciéndola del todo
imprevisible. Lo que había empezado como una novela de aventuras y pasado a ser una de terror con
pinceladas gores se convierte, esta vez,
en una novela de ciencia ficción con cortes de fantasía. En resumen: Hernán Mingoya trasciende cualquier catalogación.
La
reseña:
Como os comentaba
al principio, terminarla ha sido un reto. No pensé que lo conseguiría pues en
varias ocasiones estuve tentado de dejarla. Incluso he tenido que hacer dos
pausas durante la lectura de la misma para leer otros libros que me
distrajeran. Confieso que llegaba un momento que me veía sobrepasado por lo que
leía. Luego, quizás embrujado, seguramente curioso por la prosa de Mingoya,
volvía a Los que murieron te saludan.
Puede que haya
varios factores que han hecho que lea la obra completa porque, Los que murieron te saludan es una novela compleja, tanto por la historia que cuenta como por los
cambios de estilo que se suceden y la prosa de la que hace gala Hernán Mingoya.
Aún así tiene un atractivo atávico. La extensa biografía del autor le ha dotado
de una capacidad quirúrgica para elegir los vocablos con los que construye sus
oraciones, haciéndolas complicadas, llenas
de expresiones y palabras locales que si bien enriquecen su lectura,
personalmente encontré intrincadas, haciendo que avanzara lentamente por
sus páginas.
Cuando empecé la novela
lo hice con mucha ilusión, pues tiene un prólogo obra de Jesús Palacios,
escritor y crítico cinematográfico especializado en lo que gusta llamar el Lado
Oscuro, autor además de más de veinte libros sobre cine, literatura, esoterismo y
cultura popular, que le han convertido en referente del género fantástico y de
terror. En dicho prólogo hacía una introducción superlativa y halagadora, que me prometía encontrar
entre las tapas de Los que murieron te saludan la obra que siempre había deseado leer y me
hacía intuir que al acabar la lectura del libro sería un poco más sabio. Así
pues, Hernán Mingoya se me presentaba, con los trazos de la pluma de Jesús
Palacios, como un maestro. Mi maestro. Aquél que tenía la llave para instruirme
en el arte de las letras y los estilos oscuros, especialmente el gótico.
Reconozco que,
posiblemente, sí sea un poco más sabio, pues al acabar el libro he releído el prólogo
y, aunque no estoy del todo de acuerdo en que se trata de una obra mezcla de Stephen
King y García Márquez, tampoco
creo que se trata de “la obra” gótica que menciona Palacios, aunque sí que tiene una mezcla de estilos fascinante. Para que os hagáis una idea de la complejidad de la misma,
el mismo prologuista, aparte de gótica, escribe
que la novela se mueve entre el terror, las road movies fronterizas,
el descubrimiento personal y la metaliteratura. Ciertamente el eco gótico
existe, y en este punto me
gustó la originalidad del autor al situar la historia en un remoto pueblo de
los Andes peruanos y en la época actual. Una nota diferente que la aleja de los
marcos clásicos de las obras góticas del S XIX y sus tenebrosos escenarios. La
referencia a la metaliteratura me tenía intrigado y se traduce en forma de
notas del traductor a pie de página; como si hubiese estado escrita en otro
idioma.
Finalmente, en
detrimento de la edición, quiero hacer mención a la tipografía, pues la pequeña
letra del texto arañaba mis ojos fatigados como si pasasen por ellos un
rastrillo de púas de hierro, añadiendo una dificultad suplementaria a la lectura.
Por todo ello y
siguiendo la clasificación por la que empecé a puntuar las obras que leía (de 0
a 5 siendo 0 que no me ha gustado y 5 que me ha agradado mucho) dejaría Los que murieron te saludan en un 2. Un 3 por su insisténcia por ser leída, con el misterio del por qué acabé su lectura situado en algún lugar inconcreto
de mi cabeza. Lógicamente se trata de una opinión subjetiva y no desmerezco al
autor, del que admiro el tremendo trabajo realizado.
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