¡Buenos días amigos y amigas de la Biblioteca de Lymus!
Importantes cambios a nivel
privado han sucedido desde mi último post en el bloc en octubre. ¿significa esto que no he
leído nada? En absoluto. Solo que el tiempo ha pasado, atándome con sus hilos invisibles a otros
menesteres.
Los ritos del agua y Los señores del tiempo —los dos volúmenes que me faltaban por leer de la trilogía de la fantàstica autora Eva Gª Saez de Urruti—, han desfilado bajo mi pupila.
También esperando a los bárbaros, de Coetzee
y Cançó de sang i or de Jorge Molist.
También he empezado el proyecto procastinado durante años de poner en orden y organizar un archivo con mi biblioteca personal. Llega Navidad y Papá Noel me conoce. No cabía ni uno más y he de hacer una ampliación.
Este trabajo en apariencia tedioso me está reportando grandes satisfacciones;
mientras limpio suavemente las tapas de los libros; leo algunas dedicatorias;
hojeo sus páginas para volver a grabar en mi memoria la voz del autor; mientras
uno a uno los introduzco en una base de datos, como un coleccionista. Hago una
estimación viendo los montones que esperan turno que al final, unos 2000 libros pasaran revista. Son mis tesoros.
Solo me falta tiempo para reseñar
las últimas lecturas. Y parece que ese elemento intangible y fluido que hace correr las manecillas de todos los relojes de los relojes, me arrastra
irremediablemente a través de los días, las semanas y los meses.
De igual manera no he podido
actualizar las lecturas en Goodreads. Trataré hoy de poner remedio (en parte) a
esta situación porqué, ¿sabes? A pesar de ser un bloc con escasa repercusión,
adoro compartir mis lecturas. Adoro leer cuentos cortos, preferiblemente
gòticos o macabros y postearlos para quien quiera leer.
Dicho esto en mi próxima publicación
tendremos a un gran clásico.
Os invito a seguir leyendo.
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